El hilo conductor que Caballero le imprimió a El Cristo de espaldas, a saber, el fenómeno más persistente de la historia del país, el de la violencia, le sirvió para encauzar la trama de dos hermanos, el uno liberal y el otro conservador y escribir dos de sus siete novelas restantes de igual valor narrativo: Caín (1968) y la que da título al presente relato, Historia de dos hermanos (1977).
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